Jean-Jacques Henner (Bernwiller, Alsacia, Francia, 1829-1905) fue discípulo de André Guerin y de Hippolite Flandrin, las figuras más destacadas de la escuela de Ingres. Su indiscutible realismo no es en general academicista, y podemos considerarlo como un elemento singular al margen de las corrientes artísticas del momento. Amante de la pintura renacentista, podemos apreciar en sus pinturas una cierta predilección por el sfumato – que rompe la delimitación rígida de los cuerpos – pero también un uso destacado del claroscuro. Pienso que es la suma de estos dos efectos, que raramente vemos juntos, lo que le da ese carácter singular.
Su obra «Adán y Eva buscando el cuerpo de Abel» le valió el Premio de Roma en 1858.
Veamos otras obras destacadas de este artista: