Quedó claro que la importante corriente orientalista, que he comentado en numerosas ocasiones, constituyó una excusa perfecta para lograr una mayor libertad a la hora de retratar los desnudos femeninos. Esto lo podemos apreciar muy bien en la obra de Henri Adrien Tanoux (Marsella, Francia, 1865-1923), un pintor discípulo de Léon Bonnat, que generó un mundo que parece estar protagonizado por las odaliscas. Los ambientes recargados, supuestamente muy realistas – típicos por otra parte de esta corriente artística – no me parecen muy interesantes, pero manejó con gran maestría la luz y el color y, cuando se centró sólo en una figura femenina, obtuvo resultados verdaderamente destacables. Tambien podemos apreciar algunas obras en las que se aprecia la huella simbolista de primeros del XX.








