El periodo de 1917 a 1923 (ó 1925) se conoce como periodo neoclásico o ingresco de Picasso. Corresponde a una época de estabilidad personal (Picasso se casó con la bailarina Olga Koklova y tuvo con ella a su hijo Paul) y al redescubrimiento profesional del mundo clásico como consecuencia de un viaje a Italia.
Su obra da un nuevo giro. Abandona el cubismo y se siente atraído por las formas contundentes y rotundas de Miguel Angel. Ello dará lugar a numerosas voces críticas de la vanguardia que, desde el impresionismo, habían luchado contra esa visión clasicista del cuerpo. Sin embargo Picasso se aleja enormemente de los esquemas de proporciones que ideales que rigieron a los pintores renacentistas y se centra en la generación de cuerpos masivos, muy delineados.
Las figuras femeninas muestran manos y pies grandes, senos pequeños y redondeados, cabellos largos. Pese a su destacado volumen son figuras gráciles. Los elementos textiles que aparecen en la obra recuerdan a los de la estatuaria greco-romana.
No aparecen muchos desnudos masculinos en esta época, pero les muestro aquí una obra encantadora, que respira paz y «naturismo» y que también pone de manifiesto ese periodo relajado y feliz del artista.
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