Según nos cuenta la leyenda, San Sebastián o Sebastián de Milán fue un tribuno romano que vivió en el siglo III y fue ejecutado por orden del emperador Diocleciano durante su persecución a los cristianos. La Iglesia lo ha venerado e invocado su auxilio en el caso de catástrofes como la peste. La iconografía tradicional nos muestra a un joven desnudo o semidesnudo, eventualmente andrógino, atravesado por flechas. Sin embargo, cuando murió, ni era joven ni lo hizo por culpa de ninguna flecha. Era un hombre corpulento, como correspondía a un capitán de la guardia pretoriana y, como diríamos ahora, pintaba canas. La sofisticación de su aspecto tuvo lugar durante el Renacimiento que hizo que los artistas emulasen las formas heroicas masculinas del arte griego y romano. También se nos habla que fue condenado a morir asaetado pero, al no lograr que muriese de este modo, fue finalmente apedreado. Esto claro, no tiene el mismo glamour para la representación artística y no se tomó en cuenta. En cualquier caso, si ha habido un santo asociable al desnudo, sin duda éste es San Sebastián. ¿Por qué su asociación al mundo gay?. Posiblemente el factor de haber sido atacado por flechas estando desnudo haya favorecido este acercamiento. Quizás también la representación que hizo en el siglo XVI Guido Reni (supuestamente homosexual) haya también contribuido a esta asociación. El desnudo casi total (salvo el paño de pureza) y la expresión de éxtasis,a la que siempre se le ha atribuido un componente erótico – sin entrar en consideraciones psicoanalíticas sobre el significado de la única flecha que atraviesa su cuerpo-, refuerzan esta opinión.

En cualquier caso, el desnudo completo se ha representado muy poco y, durante los siglos XV y XVI toda esta simbología parece desaparecer. Con desnudos completos apreciamos pinturas como la de Jan van Scorel, con un cuerpo voluminoso al estilo de Miguel Angel, o la de Domenico Cresti cuyo desnudo, sin flechas aparentes, recuerda a los mostrados en la época para los Enterramientos de Cristo.

Como ejemplo de escultura, la ejecutada en 1506 por Baccio de Montelupo:

La vinculación de la imaginería de San Sebastián con el mundo queer, específicamente gay, surge en el mundo intelectual y artístico del siglo XIX. A primeros del siglo XX podemos ver obras fuertemente eróticas, como la de Alfred Courmes:

Pero también un desnudo mucho menos sexualizado como muestran Erzsébet Korb o David Manzur:

En fechas más recientes ha surgido la obra de Rodrigo Jorge Toro Pohlenz, Mataro da Vergato y Philip Gladstone o las esculturas de Galo Conesa y de Ana María Pacheco:

Una iconografía más próxima al mundo LGTBI la encontramos en Daniel Barkley y, especialmente, en Rick Herold, Oleksandr Balbyshev o Mario Patiño, por citar sólo aquellos casos en los que el personaje se expone completamente desnudo. En cualquier caso no siempre es fácil definir lo que es o no homoerótico.

La comunidad gay cristiana pone sus ojos ante un santo que se considera protector ante plagas y catástrofes en un momento en el que el sida causa estragos en la misma. En el año 2011 una asociación de los mismos pidió al papa Benedicto XVI que se nombrara a San Sebastián patrono de la comunidad LGTBI. La Iglesia guardó silencio.