Muy relacionado con las pinturas metafísicas comentadas en la entrada anterior y, especialmente, de Giorgio de Chirico, nos encontramos con las pinturas del holandés A. Carell Willink (Amsterdam, Países Bajos, 1900-1983). Su estilo se ha denominado, generalmente, realismo mágico. Con una formación fundamentalmente alemana, formó parte del Novembergruppe, un movimiento artístico alemán de corte expresionista, que se mantuvo hasta la llegada del nazismo. Se destacó por sus retratos y la confrontación de los mismos con unos paisajes que les proporcionan un toque intrigante. Aunque no tenga relación con el desnudo, es inevitable la referencia a su obra Wilma, de 1932. La figura está vestida pero pienso que revela lo que, sobre el mismo, comenta el catálogo de la exposición «Les Réalismes. 1919-1939», llevada a cabo por el Centro George Pompidou de París en 1980-1981:
«Esta nueva visión [del realismo mágico] no tiene nada que ver con la del siglo XIX, una copia de las cosas de la vida cotidiana, como también lo hizo muy bien Chardin en el siglo XVIII. Es la confrontación con un mundo de apariencias que nunca han sido tranquilizadoras, nunca completamente reconocibles, en las que el objeto más pequeño y familiar puede convertirse en una «cosa» incomprensible y angustiosa, un mundo extraño y más horrible en su reserva altiva que la pesadilla más opresora. Un paisaje soleado, en otro tiempo símbolo de paz pastoral, puede convertirse en una amenaza considerable»
Este esquema radical se aprecia incluso en muchos de sus desnudos. Aquí una muestra de los mismos:











