Paul Gustave Fischer (Copenhague, Dinamarca, 1860-1934) formó parte de ese pequeño grupo de artistas nórdicos, como los suecos Carl Larsson o Anders Zorn, que desarrollaron un realismo próximo al impresionismo francés. De hecho su estilo evolucionó, después de sus estancias parisinas, desde una obra algo oscura y de colores terrosos a otra mucho más luminosa y con una gama cromática mucho más amplia. Temáticamente fue muy variado: paisajes, interiores, retratos, y numerosas escenas de baño en la playa protagonizadas por jóvenes desnudas. La naturalidad de éstas, ajenas a la imagen erótica tradicional, parecen acercarlas al movimiento naturista que, desde Alemania, fue propagándose por Europa y los Estados Unidos. Adicionalmente, realizó carteles en los que mostró su admiración por Toulouse-Lautrec.













