Si estuviésemos en esa época, previa a nuestra «postmodernidad», en la que se podían etiquetar autores y movimientos artísticos, me referiría a Patrick Angus (North Hollywood, California, USA, 1953-1992) como a un pintor expresionista. Sus desnudos plasman su realidad gay desde un interiorismo que no tiene nada de erótico, ni siquiera cuando las imágenes revelan escenas explícitamente sexuales. Su mundo, en el que vivió hasta su temprano fallecimiento a consecuencia del SIDA, quedó reflejado en una obra en la que muestra su gran admiración por el pintor David Hockney. Sobre Angus, la Galería Thomas Fuch nos comenta:
«Representa los lugares privados, los clubes de striptease, los cines, las saunas, las casas de baños, los rincones y nichos íntimos del entorno. Lo que aparece en estas pinturas con un alto grado de honestidad es el mundo gay que lucha por la tolerancia, el reconocimiento y la autodeterminación. Y el trabajo de Patrick Angus está especialmente preocupado por los deseos y temores que marcaron la escena.»
Igualmente se indica:
«Angus describió el deseo como un momento genuinamente humano. Era homosexual, pero lo decisivo no era el hombre o la mujer. Le preocupaban más bien el anhelo, el amor, los celos, la tristeza, las relaciones interpersonales. No hay trabajo que acentúe los deseos físicos incontrolables de lo sexual»
Nunca fué un activista, un luchador del movimiento reivindicativo homosexual. Le interesó, fundamentalmente, la creación de una identidad personal, como ponen de manifiesto sus palabras (transcritas en «Last Address«):
«Veintitrés años después de Stonewall, las personas homosexuales todavía tienen pocas imágenes honestas de sí mismas, y la mayoría de ellas ocurren en nuestra literatura. Los hombres gay anhelan verse a sí mismos: en películas, obras de teatro, televisión, pinturas. Rara vez lo hacen. Obviamente, debemos fotografiarnos a nosotros mismos. Estas son mis fotos. – Patrick Angus»










