Émile Henri Bernard (Lille, Francia, 1868-1941) fue un pintor que jugó un papel decisivo el el desarrollo de la modernidad. Íntimamente ligado a los post-impresionistas Van Gogh y Gauguin, y admirador de Cézanne, se le considera creador del estilo denominado «Cloisonismo». Este se caracteriza por pinturas de colores planos, tendentes más a mostrar sentimientos que a imitar la naturaleza, formas fuertemente silueteadas y prácticamente sin volumen que tendrán una influencia decisiva en Van Gogh y, muy particularmente, en Gauguin, cuyo Cristo Amarillo suele considerarse como un exponente destacado de este estilo. Pese a la radicalidad del cloisonismo, Bernard adoptó una actitud crítica respecto a las vanguardias, en especial frente al abstracto que empezaba a tener gran pujanza. Curiosamente, en su etapa final, se produjo una derivación hacia el clasicismo que lo alejó de esa vanguardia. Se dice que se debió en gran medida a la falta de reconocimiento que tuvo su labor junto a unos ciertos celos profesionales con Van Gogh. Pese a esto, su indiscutible amistad con éste lo hizo valedor, a la muerte del artista y de su hermano Theo, a gestionar sus asuntos, realizar una exposición de sus obras y editar sus cartas.
Los desnudos, salvo algunas bañistas que muestran esa predilección por Cézanne, corresponden en general a esa etapa más clasicista desarrollada a partir de los años veinte.