Andres Serrano, pese a su nombre hispano y sus raíces hondureñas, es un fotógrafo americano (Nueva York, USA, 1950) creador de una obra técnicamente impecable, pero desasosegante y fuertemente provocadora. En su perfil en Arnet, en el que se reproduce una entrevista con Julie Ault, leemos:
A pesar de que me considero un artista conceptual, cuando se trata de fotografía soy un tradicionalista. Me gusta usar película y fotografiar directamente. No hay trucos técnicos o efectos especiales. Lo que ves es lo que vi cuando miré a través de la cámara.
Su obra muestra perversión, chabacanería, falta de respeto a los iconos religiosos y, sin embargo existe algo fascinante que nos obliga a mirarla. Curiosamente, no es el desnudo que nos ocupa aquí lo que ha generado el centro de la polémica sobre su persona. Obras como «Immersions (Piss Christ)» en el que fotografía un crucifijo de plástico inmerso en un vaso de orina, o en menor medida «Blood and Semen III» y «Piss and Blood», en las que se aprecia un contenido irreverente y escatológico pero que a la vez resultan estéticamente atractivas, han producido admiración en algunos sectores y rechazo absoluto en otros.
En sus dos versiones de la obra «Cielo e Infierno» nos muestra la relación de la Iglesia con la mujer y su benevolencia frente a la violencia de género:
También quiero destacar algunas obras suyas sobre la tortura:
La vejez
y la muerte, con los fragmentos corporales que se muestran en su serie «La Morgue»:
En su serie «Historia del Sexo» muestra un mundo queer con una estética que casi podríamos considerar de kitsch: