Hay que dar un salto temporal para pasar de Stanley Spencer a Lucien Freud (1922-2011). Muchas obras del primero pueden recordarnos a este nieto del célebre fundador del psicoanálisis. Sin embargo, existen muchos elementos que diferencian a estos dos grandes pintores. Freud centró su producción en el desnudo, un desnudo inquietante y nunca amable. Su paleta de colores, y muy particularmente su especial pigmento blanco, da un tono mortecino a las carnes. Los cuerpos parecen siempre ajados, envejecidos, vulnerables, ajenos a cualquier belleza formal. Como un primer ejemplo veamos este poco autocomplaciente autorretrato que pintó cuando tenía 71 años:
Nunca intentó copiar a sus modelos y, al existir fotografías de los mismos, podemos confirmar que nunca quiso ser un pintor fotográfico. Vemos, por ejemplo cómo la modelo de uno de sus cuadros más célebres, «Big Sue», era menos gruesa y más joven que la representada en la obra.
Los mismos hechos podemos observarlos este «Hombre desnudo visto de espaldas», un retrato de su amigo Leigh Bowery.
En estas obras podríamos decir que el cuerpo se transforma en carne. Su amigo Francis Bacon daría un paso más hacia esa transformación en sus obras, como les mostraré más adelante.
El mismo Bowery es el protagonista de este retrato:
La mayoría de los modelos del pintor eran familiares y amigos. Se comenta que los sometía a sesiones agotadoras de posado y que ésto, de algún modo queda reflejado en sus rostros ausentes y algo abatidos.
Lucien Freud retrata tanto hombres como mujeres.
Sin embargo los desnudos masculinos son más originales en cuanto supone un alto grado de subversión en lo que respecta a la tradición pictórica del desnudo, usualmente planificado desde la óptica de un observador varón frente a la mujer objeto de deseo. Así, vemos una inversión de los papeles en este «Pintor y modelo».
La representación destacada de los genitales masculinos, un tabú cultural que se aprecia en toda la Historia del Arte, adquiere ahora un fuerte protagonismo en figuras representadas con las piernas abiertas.
Lucien Freud es uno de los últimos grandes maestros del desnudo pictórico del siglo XX.
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