Man Ray (1890-1976) es el fotógrafo más destacado de los movimientos surrealista y dadaista. De origen americano (su verdadero nombre era Emmanuel Radnitzky) adoptó este pseudónimo después de afincarse en los años veinte en París gracias a su amistad con Marcel Duchamp.
En su deseo de plasmar tanto la realidad aparente como lo irracional experimentó en pintura, escultura, cine y, fundamentalmente, en fotografía. Sus técnicas fotográficas son extraordinariamente variadas y en las mismas se incluyen la impresión directa de los negativos, el denominado rayonismo, o sofisticados métodos de solarización. Creó imágenes extraordinarias y elevó la fotografía a la categoría de arte.
Irónico, polemista, erotómano como todos los surrealistas en los que la sexualidad quería liberarse de todos los prejuicios e intentaban que aflorase libre en la obra de arte. Recordemos la fuerte influencia de las teorías psicoanalíticas de Freud en este grupo.
Algunas obras suyas se han convertido en un icono. Por ejemplo, el célebre “Violin de Ingres”, donde juega con la imagen desnuda de una modelo simulando la pintura de Ingres “La bañista de Balpinçon”, a la que dibuja los oídos o efes, destacando la similitud de las formas femeninas con el instrumento.
Recordemos, por otro lado, que Ingres no sólo fue un extraordinario pintor sino también un violinista muy destacado. Se aplicó con gran esmero y devoción a esta labor con la que deleitaba a amigos y conocidos. De ahí el término, hoy muy en desuso, de “violín de ingres” para indicar una afición que nos apasiona. Man Ray, con este título, debió jugar con todos los significados a la vez. El cuerpo femenino como un “violín” formal y como un objeto de deseo.
La mujer surrealista siempre tiene una poderosa carga erótica. Como en su obra “Oración”. En un comentario que lleva a cabo el Museo Paul Getty referido a esta obra leemos:
“La motivación de gran parte de la obra de Man Ray fue su deseo de crear un shock momentáneo en el espectador que debería detener los procesos de pensamiento racional y estimular nuevas y frescas formas de visión. Esta pieza que es una incómoda superposición de manos, pies y nalgas, también choca al espectador de un modo menos convencional. Man Ray admiró los escritos del Marqués de Sade, y esta imagen evoca las predilecciones sexuales de este autor así como la fuerte oposición a la influencia del clero en asuntos seculares”.
En la obra “Anatomias” una imagen de un cuello tomada desde la punta de la barbilla en una forzada posición que inclina hacia atrás la cabeza y simula un pene erecto. Esta inclusión del falo en la anatomía femenina ha sido analizada por Juan Vicente Aliaga en su libro “Orden Fálico”.
Les propongo ahora la visión de algunas extraordinarias imágenes llevadas a cabo con su particular técnica de solarización:
La sensualidad y sexualidad del cuerpo femenino como elemento compositivo de paisajes oníricos integrados en la naturaleza o en una esfera más íntima y privada.
Comentaba anteriormente la fuerte carga sexual de las obras surrealista que en ocasiones se despliega como sexo explícito. Man Ray editó un almanaque de 1929 con poemas de Aragon y Péret ilustrado con cuatro fotografía suyas “Las cuatro estaciones” que podrían catalogarse como pornográficas. No las reproduzco aquí por dos motivos. El primero es que considero que, como fotografías no aportan nada nuevo salvo el interés por desacralizar el movimiento surrealista y el arte en general. El segundo, porque dado que este blog se publicita en algunas redes sociales pudiera ser censurado por la corriente puritana que parece que quiere imponerse en ellas. Al menos como curiosidad, aquí les dejo el enlace.
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