Maria Lassnig (Kappel am Krappfeld, Carintia, Austria, 1919-2014) fue una destacada pintora que partiendo del surrealismo logró una obra fuerte e impactante, expresionista, con un contenido reivindicativo feminista. Sus imágenes tienden a ser siluetas deformadas y conscientemente «afeadas», violentas y ocasionalmente grotescas, en lo que la artista denominó «la consciencia corporal». Comenta:
«Me paro frente al lienzo desnudo, por así decirlo. No tengo ningún propósito fijo, plan, modelo o fotografía. Dejo que las cosas sucedan. Pero sí tengo un punto de partida, que ha venido de mi comprensión de que la única realidad verdadera son mis sentimientos, expresados dentro de los límites de mi cuerpo. Son sensaciones fisiológicas: una sensación de presión cuando me siento o me acuesto, sentimientos de tensión y sentido de la extensión espacial. Estas cosas son muy difíciles de representar»
El cuerpo femenino protagoniza su obra. Empoderado pero también sujeto a la violencia masculina. Pero nada está nunca demasiado claro ni es demasiado directo. Quiela Nuc escribe sobre la misma:
«Pertenece a una generación de mujeres artistas que rehúyen autodenominarse feministas para que su obra no sea relegada a “lo femenino” o al “arte de mujeres”, quedando así fuera del relato de la Historia del Arte. No obstante, resulta tremendamente necesario leer su trabajo desde el feminismo, apropiarnos sus imágenes y hacerlas parte de una genealogía borrada y violentada sistemáticamente.»