En esos destacados momentos de transición hacia la modernidad, en el que las figuras artísticas más destacables experimentan con distintos estilos artísticos, podemos considerar a Henri Manguin (París, Francia, 1874-1949) como una notable excepción, pues su estilo se mantuvo siempre fiel al fovismo. Amigo personal de otros célebres fovistas como Matisse o Marquet, su casa-estudio fue el lugar en el que se inició este movimiento artístico. Con una paleta heredera del impresionismo, sus colores pastel brillantes lo caracterizan plenamente dentro de este movimiento. Junto a sus vibrantes paisajes mediterráneos se destaca la figura de la mujer, revelada en su intimidad. Desnuda en muchas ocasiones, como pueden constatar a continuación:







Una bañista – Henri Manguin



