No cabe duda que la figura central del realismo francés del siglo XIX fue Camille Corot (París, Francia, 1796-1875) que se destacó principalmente como paisajista. La importancia que concedió al dibujo, al color y, fundamentalmente, la frescura de sus obras – realizadas al aire libre y sin la rigidez del academicismo vigente – lo convirtieron en maestro de los jóvenes impresionistas que apreciaron el él la libertad de la creación fuera de los estudios. La admiración parece ser que no fue recíproca y Corot no gustó de los «excesos» de la nueva generación. Pese a lo anterior, voy a mostrar una faceta casi oculta del pintor, sus retratos desnudos, que ha dado a conocer este año una exposición en el Museo Marmottan Monet de París.






