Erik Thor Sandberg (Quantico, Virginia, USA, 1975) es autor de un fascinante mundo que parece retrotraernos a las visiones del Bosco, a un mundo simbólico de vicio y virtud que, sin la connotación religiosa, pasa a discutir sobre la imperfección y perfección del hombre. La belleza y lo grotesco se aúnan admirablemente en la producción de este artista considerado como una de las figuras más relevantes del realismo mágico.
Su obra es muy abundante y varios blogs glosan su figura. De los mismos quiero destacar, por sus comentarios, a «El hurgador» del que tomo la siguiente declaración de Sandberg:
«La gente necesita mirar lo que las figuras están haciendo en lugar de su desnudez. Los niños, de hecho, tiene una forma más sencilla de leer mis pinturas que los adultos, que sólo quieren mirar genitales y reirse de ello. Es un chico el que dirá «Esa persona está furiosa», y leerá la narrativa como realmente es.»
Igualmente traduzco otras declaraciones del artista sobre el significado de su obra:
«Utilizo la forma humana como una metáfora para ayudar a transmitir el mensaje de emana de una obra en particular. Si una figura se rompe o se deforma es porque representa una idea o concepto de algo defectuoso. Mi dibujo se basa mucho en una iconografía y e imaginería alegórica antigua que hizo uso de la misma estructura para sus narraciones. Por eso una buena parte de las figuras en mis pinturas son femeninas. Cuando comencé la serie Vice, miré las representaciones muy tempranas de vicio y virtud desde Prudentius. Todos los vicios y virtudes en sus poemas eran femeninos porque las palabras latinas que representaban todas estas nociones abstractas eran femeninas. Me gustó mucho seguir con esa transposición del texto a encarnaciones físicas. Las figuras con las que me desviaba de esa asignación de género se relacionaban con los vicios, con los que me sentía más conectado. A esos los hice hombres «.