Se considera a Paul Kooiker (Rotterdan, Holanda, 1964) el fotógrafo conceptualista más importante de Holanda. Su obra, poco espontánea y en la que los efectos de postproducción adquieren un nivel relevante, siempre resulta enigmática. Nos coloca como voyeurs de gruesas mujeres en escenas de difícil comprensión o jóvenes, apenas entrevistas, que parecen huir a través de campos desdibujados. Los elementos fetichistas parecen obligarnos a reflexionar sobre nuestra mirada y su capacidad de generar narraciones subjetivas.