Al igual que Botero, el escultor chino Mu Boyan (Jinan, 1976) crea una obra cuyo protagonismo casi absoluto recae en personas obesas pero, a diferencia de éste, sólo hay un patrón anatómico, masculino, que se repite en unidades aisladas o en grupos, generando imágenes muy pequeñas o de dimensiones gigantescas. Unos rostros algo aniñados en unos cuerpos en los que, frecuentemente, la obesidad extrema desdibuja completamente sus formas.
La gordura, símbolo clásico del bienestar en el mundo oriental, adquiere caracter politico-social al presentarse como exceso, derroche, símbolo de un consumismo sin medida. Lo vemos en las esculturas en las que aparece una joya asociada a los cuerpos
o en criaturas como este falso centauro que en lugar de aunar hombre y caballo reune hombre y cerdo:
Figuras inmensas y figuras pequeñas se dan la mano en la obra de este escultor
Raramente la obesidad se encuentra ausente, pero algunas obras, como ésta, no dejan de mostrar un fuerte contenido político: