Michael Armitage (Nairobi, Kenia, 1984) es un artista que, pese a vivir en Londres, tiene como referencia permanente su país natal. Su obra es enérgica, muestra las marcas del pincel, la superposición de capas que dejan entrever ocasionalmente las capas inferiores, y gotas de pintura que le dan un aspecto abstracto. Su lirismo es crítico con una sociedad que ve – según comenta – como un británico keniano que creció al mismo tiempo dentro de la cultura kikuyu y la cultura británica. En el artículo citado, una amplia entrevista con Toby Kamps que me parece de lectura imprescindible para analizar debidamente su obra, se comenta:
«Armitage pinta la vida política y cultural, los paisajes urbanos y naturales, y la mezcla salvaje de vida silvestre, historia, mitología, chismes de Internet y modas de baile de la cultura pop que definen esos lugares».