Debo reconocer mi fascinación por el género del autorretrato; sus diferentes motivaciones – en ocasiones ocultas -, los diferentes medios de expresión. Esa ambigüedad que genera el hecho de ser sujeto y objeto de la mirada porque, en el fondo, ¿para quién lo realizamos? Michael Bach (Albany, Nueva York, USA, 1960) trabajó durante veinte años como profesor y fotógrafo de paisajes cuando, a consecuencia de una enfermedad mental que lo tuvo al borde del suicidio, decidió abandonar la fotografía. Después de cinco años de medicación, en el 2010, retomó la misma para capturar, con grandes tiempos de exposición, su propio cuerpo en varios autorretratos diarios. Nos comenta:
«Me intrigó la idea de fotografiarme en este proceso de descomposición, tanto a nivel personal como exhibido en el puesto de modelado en una pose y un intervalo de tiempo predeterminados».
«A veces me pregunto qué diablos estoy haciendo, pero la fotografía ha sido una fuerza estabilizadora»

