Ambrogio di Bondone, conocido como Giotto (Colle di Vespignano, Florencia, Italia, 1266-1337) era hijo de un campesino pero su extraordinario talento y su carácter afable lo convirtieron, al final de su vida, en un hombre acaudalado y reconocido en toda la península italiana. Trabajó para los papas Bonifacio VIII, Benedicto IX y Clemente V. Su obra es de máxima importancia en la Historia del Arte en Europa pues introdujo la tridimensionalidad en la pintura, abandonando el carácter frontal del arte bizantino, y generando una pintura más naturalista que abrió la puerta al Renacimiento. Temáticamente, su pintura sigue aún los modelos de la Edad Media, usualmente religiosos. Aún no se había redescubierto el desnudo clásico – y la idea de belleza asociada al cuerpo humano – y el desnudo quedaba circunscrito a las escenas más imprescindibles de la Biblia, o a la idea del pecado y la condenación. Curiosamente, vemos en la obra de Giotto, y cubriendo a Cristo, unos «paños de pureza» completamente transparentes. El desnudo no fue importante para Giotto, pero el artista es tan destacado que merece hacerle aquí un sitio en nuestra selección.


