Hoy, que se celebra el Día de Canarias, quiero homenajear a mi comunidad presentando a un compatriota que fue uno de los artistas más destacados del movimiento surrealista internacional: Óscar Domínguez (San Cristóbal de La Laguna, Canarias, España, 1906-1957), perteneciente a la generación del 27. Enviado por sus padres a París, en 1927, vivió mucho tiempo en esta ciudad, alternando con sus estancias en La Laguna. En París entró en contacto con Picasso y con los principales representantes del surrealismo como Paul Éluard o el todopoderoso André Breton. Este último estará presente en la Exposición Surrealista que, por mediación de Domínguez, se llevó a cabo en Tenerife (Canarias) en 1937 y que posicionó este archipiélago en la vanguardia artística internacional.
Con un simbolismo muy particular (máquina de coser, revólver, drago, lata de sardinas…) fue creador de una técnica, la decalcomanía. En la misma se aplica pintura fresca sobre papel, se presiona otra hoja encima que se retira a continuación. La pintura adopta un componente abstracto que luego puede repintarse para marcar o remarcar elementos sugeridos al artista (decalcomanía interpretada).
Wikipedia dedica un amplio artículo a este artista, destacando hasta diez etapas en su producción artística. La mayor parte de su legado se encuentra en el Museo Centro de Arte Reina Sofía y, especialmente, en el TEA (Tenerife Espacio de las Artes). Es el punto central de las colecciones de este último museo.