George Grosz (Berlín, Alemania, 1893-1959) fue uno de los máximos exponentes de la denominada «nueva objetividad» cuyo representante más conocido fue Otto Dix. A menudo se dice que este movimiento se enfrenta al expresionismo, y ello puede sorprendernos al analizar muchas de sus obras. Pienso en que existe un cierto grado de continuidad, aunque los nuevos artistas hacen mayor hincapié en el carácter figurativo de sus imágenes y, fundamentalmente, en la crítica social y política. Ese mayor figurativismo no implica ni mucho menos una copia «realista» del mundo circundante, y con frecuencia la obra adopta formas próximas a la caricatura e incluso grotescas. La Alemania de la República de Weimar se verá magníficamente retratada con estos artistas. Con la llegada al poder de Hitler, Grosz huyó a los Estados Unidos y adquirió la nacionalidad americana, aunque volvió a su país antes de morir.
En sus desnudos pictóricos se observan estilos diferentes pero siempre se aprecia una unidad formal que permite el reconocimiento de la autoría de los mismos. Abundan los retratos femeninos y, al mismo tiempo, obras de carácter pornográfico bastante grotescas.