A diferencia del desnudo juvenil, que puede formar parte de un discurso más o menos erótico, el desnudo infantil prácticamente sólo tiene una lectura que va asociada a la fragilidad, la naturalidad y espontaneidad, que promueven en nosotros un instinto de protección, o a la libertad en contacto con la naturaleza fuera de cualquier condicionante social (naturismo). Sin embargo, en la primera secuencia de obras que les muestro, hay una excepción. Su particular lectura sólo puede apreciarse contextualizándola con otras obras del artista.
El enlace aquí: