Cuando en el año 2014 presencié la exposición de la fotógrafo española Ana Casas Broda (Granada, 1965) en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, me quedé muy sorprendido por lo que me alegra poder encontrar en Internet una buena parte de aquellas obras, de gran formato, nistradas en dicha sala. Eran (son) autorretratos con sus hijos en los que presenta su maternidad de un modo muy íntimo, yo diría que excluyente. Imágenes con gran intensidad cromática que parecen observarse, muchas veces, a través del ojo de la cerradura. Un mundo de ternura pero, tan cerrado en si mismo, que me produce un cierto desasosiego y tristeza.
El cuerpo, en la obra de Casas Broda, es algo personal, íntimo en el sentido más amplio del término, que se muestra como un elemento más de la identidad personal, pero nunca se exhibe.