Me he dejado fascinar por la maravillosa obra de la norteamericana Aleah Chapin (Seattle, 1986) cuya obra muestra, fundamentalmente, el desnudo de mujeres maduras con cuerpos reales que habitan un mundo real. Unos cuerpos que no se embellecen artificialmente siguiendo los criterios de las rígidas modas y concepciones estéticas, y quizás por ello muestran una serena belleza y poesía.
Luces y colores ponen de manifiesto la vinculación de la pintura al hiperrealismo pero la línea se encuentra relativamente poco definida, suavizando los contornos ayudando a crear personajes amables, cercanos, lejos de la dureza que suelen ofrecer las obras de este movimiento artístico.
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