Aclaremos, Irving Penn (1917-2009) no puede considerarse un fotógrafo del desnudo. Este extraordinario artista americano fue uno de los fotógrafos más destacados de la revista Vogue y creador de muchas de sus portadas. Sus obras caracterizadas por blancos y negros muy contrastados y una gran simplicidad estructural con una cuidada puesta en escena en el estudio, no sólo abarcó el mundo de la moda sino que retrató a grandes personalidades de la época. En esta faceta, por así decir pública, hay pocos desnudos aunque resulta muy destacable esta fotografía que sirvió de portada a Vogue:
Sin embargo, junto a aquellas imágenes que destacaban una belleza formal, Irving Penn creó otras imágenes más íntimas que podemos considerar que se oponen a la visión comercial del cuerpo de la mujer. Durante 1949 fotografió cuerpos femeninos anónimos, fragmentados, con frecuencia ajenos a los estereotipos de la belleza (¿qué es la belleza?). Son formas poéticas, misteriosas, creadas por el dominio del artista sobre la luz que de un modo velado incide sobre estos cuerpos de mujeres reales, sin los abruptos contrastes de su producción más comercial.









