Sara Salazar (Francia, 1998) es una joven fotógrafa cuya obra creo que puede llamar la atención del todo el público. Entresaco algunas partes de la presentación que la artista hace de sí misma y su obra en el blog Graine de Photographe:

«…el cuerpo es el centro de mi obra. Lo considero como una plastilina con la que se puede jugar sin cesar. Me gusta explorar sus límites y sus expresiones más asombrosas».

«Me gusta la idea de que mis imágenes no se comprendan del todo; prefiero provocar una emoción, una sensación, una reflexión en quienes las observan. Mejor aún, si invitan a algunos a darse cuenta de que están pasando por una prueba y de que no son tan invisibles. La fotografía es una memoria individual, pero también un reflejo colectivo de quienes nos rodean. Es muy fácil sentirse diferente y desgarrado por la incomprensión de los demás; afortunadamente, el arte nos permite romper las barreras y los marcos impuestos, y reiniciar los contadores».

«Me gusta trabajar con luz natural en diferentes estudios de artistas o estudios de fotografía diurna, en parte por su suavidad, pero también porque es importante para mí acercarme a una cierta verdad, los cuerpos casi no están retocados por ejemplo, me gusta ser fiel desde el principio hasta el final de mi enfoque».