Adán y Eva en el arte románico
La representación artística del desnudo sufrió un paréntesis durante la Alta Edad Media (Siglos V al XI), no por una consideración moralista sino por una falta de interés en una representación realista del cuerpo humano. Su estilo más característico, durante este periodo es el “arte románico” cuyo fin primordial es didáctico. Aquí las figuras tienen un carácter simbólico, son frontales y tienen un hieratismo y rigidez que enfatizan la solemnidad de los personajes tratados. Las presentaciones son planas, geométricas y tendentes a la simetría, con trazos gruesos que delimitan a los personajes cuyas dimensiones se atienen a la importancia de los representados y en ningún momento a una percepción visual de la realidad (perspectiva jerárquica). También se suele hablar de la importancia desmedida que adquieren los ojos y las manos, o de la ausencia de paisajes y fondos de referencia. Todo ello se pone bien de manifiesto en los Pantocrátor que presiden muchas iglesias españolas ubicadas a lo largo del Camino de Santiago.
¿Qué pasa pues con el desnudo? Está claro que su tratamiento resulta inevitable en el caso de las figuras bíblicas de Adán y Eva. La forma de representación de estas míticas figuras se verá modificada a lo largo del tiempo en función del papel que la sociedad vaya asignando a la imagen corporal. En una de las primeras entradas de este blog presenté algunas de las mejores representaciones de esta pareja bíblica durante el renacimiento flamenco. Ahora, en una serie de entradas, intentaré ir mostrando cómo sus imágenes van cambiando a lo largo de la historia.
El relato bíblico cita tres hitos destacados que involucran a estos personajes: 1) La creación de Adán 2) La creación de Eva a partir de Adán y 3) La tentación de ambos y, como resultado, la expulsión del Paraíso. Sólo como consecuencia del pecado, Adán y Eva aprecian su desnudez:
“Abriéndose los ojos de ambos y viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores” (Biblia, Génesis 3,7)
“Pero llamó Yavé Dios al hombre, diciendo “¿Dónde estás?” Y este contestó: ”Te he oído en el jardín, y temeroso porque estaba desnudo, me escondí” “¿Y quién, le dijo, te ha hecho saber que estabas desnudo?¿Es que has comido del árbol de que te prohibí comer?” (Biblia, Génesis 3,9-11)
El libro del Génesis considera la desnudez como un resultado del pecado pero, en ningún momento la critica. El desnudo es el estado natural del hombre. Habría que preguntarse en qué momento las tres culturas basadas en las religiones que tienen este libro como referente empezaron a demonizar el cuerpo.
De acuerdo con este esquema bíblico y el marco artístico del románico, durante los siglos X y XI tenemos una representación variada de Adán y Eva. Ateniéndonos sólo a la pintura, hay que hacer notar que su presencia en murales y tablas es escasa, donde el protagonismo era de Dios Padre, Jesucristo y los Apóstoles. Sin embargo, nos quedan imágenes de códices y de mosaicos de influencia bizantina.
En este códice podemos apreciar los tres hitos bíblicos citados, haciendo uso de una característica propia del arte bizantino (que influyó mucho en el románico): la superposición de imágenes para lograr una lectura narrativa, en secuencias ordenadas por líneas:
Igualmente, disponemos de este códice espectacular extraído de la Biblia de Montrier-Gardval, que nos presenta una secuencia similar:
Otra obra destacada por su expresividad, dentro de los límites del simbolismo más estricto, se nos muestra en esta imagen del Beato de Liébena:
Muy similar a esta otra, procedente del del Codex Amemilinnensis, de finales del siglo X:
Las manifestaciones Adán y Eva en la pintura mural de la época son escasas pero interesantes. Todavía en el siglo XII, cuando empieza a predominar el arte gótico, podemos observar esta imagen en la Iglesia de los Santos Justo y Pastor de Segovia, en la que ese aspecto destacado de las manos – que comenté en las generalidades de este estilo – se manifiestan claramente:
De la misma época es este friso del Pecado Original, de la Iglesia de la Vera Cruz en Maderuelo (Segovia). El estilo románico se muestra claramente vigente.

Un detalle de la imagen anterior:
Quisiera destacar dos hechos en todas estas imágenes. Incluso cuando el sexo de los personajes no se ve oculto por la hoja de higuera, no se nos muestra nunca, y el carácter masculino o femenino casi no se muestra en claves anatómicas. La idea del desnudo-sexo-pecado, no está presente. Por otra parte, la serpiente no ofrece a Eva una manzana, lo que está de acuerdo con el texto bíblico que no hace ninguna indicación al respecto.
Por último, les quiero mostrar algunas obras bastante espectaculares: los mosaicos de la Capilla Palatina de Palermo (Sicilia, Italia) y los situados en la Catedral de Monreale, próxima a Palermo. De hecho, son obras del siglo XII y su estilo es bizantino. Sin embargo, este estilo tuvo una gran influencia en el románico hasta el punto que, en algunos momentos cuesta diferenciarlos. Evanthia Chalyvopoulou, en su Tesis Doctoral, trata de aclarar las diferencias entre ambos estilos. Según Chalyvopoulou, el pintor bizantino se mantiene más próximo a la realidad y da a los cuerpos un cierto volumen y es menos caricaturesco y más expresivo.
De la Capilla Palatina:
De un modo similar en la Catedral de Montreale:
La Edad Media no se limita al arte románico. Con el tiempo, y durante la Baja Edad Media, el arte gótico da una mayor expresividad al cuerpo. Hablaremos de la misma en una próxima entrada del blog.













