Amanda Ba (Columbus, Ohio, USA, 1998) es una joven artista, de origen chino, que vive y trabaja en Nueva York, y creadora de imágenes impactantes. En su web se comenta:
«La memoria diaspórica es central en su obra: pinturas vívidas que combinan la memoria personal con la fantasía psicosexual, con figuras que desafían el canon occidental predominantemente blanco de la pintura figurativa. Trabajando en estrecha colaboración con la teoría queer y poscolonial, sus intervenciones en el canon no solo tienen como objetivo celebrar su identidad cultural y su inclusión, sino interrogar su formación».
Alfredo Urdaci escribe sobre la misma:
«Amanda Ba pinta personajes enérgicos, más grandes que la vida, que habitan en un mundo hipotético, concebidos completamente en su mente. Las pinturas de Amanda Ba son un asalto a los sentidos. Siempre visceral y profundamente personal, la artista chino-estadounidense nacida en Ohio y residente en Londres se basa en la teoría crítica del académico Mel Chen y de la profesora Donna Haraway para evocar escenas más grandes que la vida, que parecen cobrar vida en el lienzo».
Del mismo modo, Olivia Hingley nos comenta su particular visión de la interacción mujer-perro y el uso primordial del color rojo en sus pinturas:
Al explicar que Haraway defendía la necesidad de “reevaluar nuestra relación con nuestros cohabitantes mundanos” –es decir, que sus vidas no deberían depender de su intimidad con los humanos–, Amanda también buscó explorar la idea de que “se trata de la implosión de la naturaleza y la cultura en las vidas conjuntas de perros y personas, quienes están vinculados en una ‘otredad significativa’, en toda su complejidad histórica”. La raza de perro representada en toda la obra –American Bully– también se eligió por su importancia cultural, como símbolo de la “americanidad” y, más ampliamente, del imperialismo estadounidense. Pero, por el contrario, la pintora también quiere interactuar con el maltrato que puede sufrir esta raza; “existe todo un mercado de suplementos para perros bully y diferentes formas de aumentar su masa muscular. Creo que esto es interesante y se relaciona con gran parte de los escritos de Donna Haraway sobre perros”.
Al igual que el resto de su obra, las elecciones de color de Amanda también están cuidadosamente pensadas. Considerando que su marca registrada, el rojo, tiene “más asociaciones emocionales que cualquier otro color”, incluyendo la pasión, el deseo, la lujuria, la ira y el amor, la artista también cita sus connotaciones históricas, como la rebelión, la guerra, la devoción religiosa “y, por supuesto, el comunismo (piense en Red Scare)”.






















