Se nos acaba el año. Es el momento típico de hacer balances vitales y elaborar propósitos mientras, sumergidos en un consumismo global, intentamos reunirnos con nuestros seres más queridos. Se avecinan unas fiestas muy especiales cargadas con la añoranza por los que no están, y con los recuerdos de épocas pasadas, no siempre mejores, pero que parecen irnos desgastando un poquito. Posiblemente esta es la apreciación algo nostálgica de un viejo que, por otra parte, tiene mucho que agradecer al año que finaliza. Especialmente, la presencia a mi lado de Ana, mi gran compañera, de unos hijos (y nueras) estupendos y, desde hace poco, mi primera nieta. Y en un par de meses esperamos que se sume a ella una segunda.

Cara al naturismo, prevemos tener en breve una nueva junta directiva que dé un nuevo impulso y rejuvenezca a NATURATEN. Nosotros (mi mujer y yo) no nos presentamos. Después de estar en primera fila desde la fundación de la Asociación, era hora de dar un paso a un lado, aunque seguiremos siempre junto a la misma apoyando a la nueva presidencia.

Estamos dejando atrás un año funesto, con conflictos bélicos que tienden a crecer y tener repercusiones mundiales: la guerra ruso-ucraniana o la de Israel con sus vecinos. Dramas como los provocados por la DANA en la costa levantina española, o la continuas sangrías que han padecido, en su ruta, los inmigrantes africanos que intentaron buscar, en Europa, un rayo de esperanza para su futuro y el de sus hijos. Será necesario tener mucha fe para mantener la ilusión de «Año Nuevo, vida nueva» (y mejor), de ese «renacimiento» o «reinicio» que muchas culturas han asociado a estas fechas del calendario. Pero es imprescindible ser optimistas. En ocasiones es nuestra única arma disponible. La ilusión de poder construir entre todos un mundo algo mejor para legar a hijos y nietos. Vamos a acercarnos a 2025 de un modo cauto, pero esperanzado. En nuestras manos no está el mundo, pero siempre podemos, cada uno hacer un poquito por el mismo. Y como somos tantos, quizás aunando muchos poquitos…

Las Navidades pueden ser nostálgicas, o recordarnos los duros retos que se nos presentan, pero también son una fiesta. Una fiesta familiar y entrañable. Ana y yo les deseamos a todos, de corazón unas alegres fiestas de Navidad y Año Nuevo. ¡Feliz 2025!.

Siguiendo la tradición, acompaño esta felicitación con nuestra habitual pose junto al árbol. He intentado disimular el paso del tiempo. No lo he logrado y acabo poniendo dos fotos en lugar de una.

Un recuerdo cronológico de Navidades pasadas (de 2016 a 2023):