La hoja roja está saliendo del librillo de papel de fumar. El 30 de septiembre próximo estaré jubilado y acabará de este modo una relación de 45 años con la Universidad de La Laguna. Una relación demasiado duradera para salir, de golpe, completamente indemne de la misma. Pero se abren nuevos caminos, nuevas metas que alcanzar. Nunca he querido definirme a través de mi profesión que, por más que me guste, solo satisface una pequeña parte de mis intereses y aspiraciones. Ahora toca desarrollar más esas otras facetas que no estuvieron plenamente en primer plano. Hay que vivir, y la vida es siempre un reto.

Mi actividad universitaria ya es mínima. Debo cumplir los compromisos docentes adquiridos que se relacionan ya sólo con las evaluaciones finales de los alumnos e intentar pasar el testigo a los compañeros que van a sustituirme. En este intermedio me he tomado unos días de vacaciones con mi familia en una casa rural del municipio de Arico (en Tenerife). Un lugar tranquilo y maravilloso, rodeado de viñedos, y con una extraordinaria piscina privada climatizada.

En casa ya, y mientras prepara una entrada de la serie «el desnudo en el arte», les envio unas fotos de esta experiencia